Echo de menos muchas cosas, pero sobretodo el verano y segundo. La verdad, no me importaba que los demás me dijeran que me estaba dejando, me daba igual porque era feliz. Echo de menos a Gonzalo, que me enseñó tantas y tantas cosas, a los dos Alex, sobretodo a ese que llamo "Enorme" y lo es, en todos los sentido, mayormente en su interior. Echo de menos ir en el primer ciclo de la ESO y ser aún pequeña. Echo tanto de menos esa clase, esa gente, ese cariño de todos con todos, las risas inacabables e innumerables tonterías que siempre conseguían hacer caer unas lágrimas de los ojos, pues no era suficiente con una carcajada; fue increíble, desde luego que fue increíble. Nos conocimos y ahora, sinceramente, no hay calificativo.
Echo, también, tanto de menos el verano. Aunque, tampoco me prometía mucho porque no me gustaba hacerme la idea de que las personas con las que había compartido tanto, muchas de las importantes se irían, me costaba mucho. Pero fueron pasando los días y las sonrisas iban siendo cada vez más amplias. Luego ya rebosaron con las fiestas en la piscina, la playa y sobretodo: los amigos. Muchos ya los conocía, otros casi que conocidos, otros no los había visto en mi vida. Pero aunque no sea tanto tiempo juntos, son muchas horas del día, mañana, tarde y noche las pasamos todos. Claro que, unos más que otros son los que te marcan. Este año (y claro que me refiero al 2010) me lo pasé como una enana, hasta septiembre, se entiende. No había sido tan feliz hasta que conocía a toda esa gente. Los que estuvieron conmigo en el colegio y en verano, día a día, ya fueran quince días, un mes o dos meses.
De corazón.
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