19 semanas.

Hoy me apetecía escribir, se me habían ocurrido un par de cosas y me apetecía plasmarlas aquí. Aún no sé muy bien por donde empezar, porque por la noche es cuando se me vienen más pensamientos a la cabeza y la mente no está en condiciones de ordenar la verdad.
Hoy quedan 19 semanas. Parecen pocas, pero ya le llegan. Me apetecía hacerlo porque siempre parece más desahogado, más fluido así. Cada semana, espero tener la paciencia de ir rebajando un número y poder pensar que queda menos y sonreír un poquito más.
Me gustaría que todo fuese todo y no parcial, así creo que pasa como las personas. Es difícil el día a día porque las personas no son fáciles, ni uno mismo siquiera. Es difícil enfrentarse a los baches que vienen de frente y hay que mirarlos con la cabeza alta. Parece una bobada, pero, ya lo creo que no lo es.
Lo siguiente que me apetecía decir era referido a las decepciones. Una palabra del todo fea, sí, fea. A todos nos han decepcionado alguna vez, al que más o al que menos, pero a todos. A un conocido puedes dejarlo, y empezar a mirarlo con distancia, pero pasa. A un colega te fastidia, porque habíais pasado momentos juntos, pero pasa. Y, ¿a un amigo? Es un dedo de la mano que se baja, una persona menos de la que preocuparte y estar atento, un entretenimiento menos, una parte menos, un hueco que queda, una relación que se desvanece, una pieza que falta, unos pensamientos que vienen y van y unas decepciones que permanecen.
Ojalá con el tiempo mires una foto, solo una y te veas fea y además, desafortunada. Espero que tengas muchos amigos que no sean de verdad y que te dejen de lado, porque me encantará verte fingir como disimulas que sí lo son. Espero que eches de menos momentos que no vivas nunca y llevar una vida normal, siendo como el resto. Y, sobretodo, espero que te acuerdes de mí cuando hayas borrado mi número de tú teléfono, me haya mudado y cuando ya no me acuerde yo de ti, porque tendré amigos, amigos por los que luchar y que valgan la pena.