Cuando nacemos, lo hacemos llorando. Más adelante en el colegio, nos enseñan los planetas como si la distancia que los separa fuera de un pequeño salto y no de millones de kilómetros. Hablan de que nos creó un Dios todopoderoso y onmipotente para después contradecirse aclarando que la humanidad proviene del mono. No mucho después te hablan de la filosofía y los filósofos como si fueran personas extrañas, incluso marginadas, que se pasan la vida pensando y buscando problemas a lo que parece obvio. Nos meten en la cabeza un número elevadísimo de ecuaciones matemáticas como si fuéramos a saber lo que significan con un golpe de vista. Te obligan a estudiar argumentando que es la única forma de salir adelante y que es un privilegio.
Más adelante entiendes que nadie nos creó, que somos polvo de estrellas y que no descendemos del mono. Que los filósofos son gente de carne y hueso y no viven enjaulados. Que estudiar es importante, pero no lo es todo. Y sobretodo, comprendes porque naciste llorando.
Wao! Que bonito el texto además de original :)
ReplyDeleteMe quedo por aquí si me lo permites, me encanta tu blog ;)
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